En una declaración reciente, el presidente Donald Trump abordó las crecientes preocupaciones sobre el potencial de una acción militar contra Venezuela, rechazando categóricamente la idea de ataques y confirmando que la mayor presencia militar en la región tiene como objetivo únicamente combatir el narcotráfico. El llamado de atención se produce en medio de una mayor actividad militar y movilización de recursos por parte de Estados Unidos, lo que ha alarmado a los funcionarios venezolanos.
El ejército estadounidense ha aumentado significativamente sus activos en el Caribe, desplegando ocho buques de la Armada y enviando aviones de combate F-35 a Puerto Rico. Además, un grupo de ataque de portaaviones se dirige a la región, lo que genera temores en Venezuela sobre posibles intenciones de Estados Unidos. A pesar del fortalecimiento militar, Trump dijo que no había planes para una intervención militar en Caracas, respondiendo con firmeza a las preguntas de los periodistas a bordo del Air Force One. Cuando se le preguntó específicamente sobre los informes de ataques inminentes, respondió con un claro «No», reforzando la narrativa de una operación dirigida contra el crimen relacionado con las drogas.
La postura de Trump fue respaldada por el secretario de Estado estadounidense, Marco Rubio, quien en redes sociales desmintió las declaraciones publicadas en el artículo del Miami Herald sobre una posible acción militar contra Venezuela. Rubio calificó el artículo de engañoso y falso, sugiriendo que las fuentes citadas estaban mal informadas.
Desde principios de septiembre, Estados Unidos ha intensificado las operaciones militares dirigidas contra el presunto tráfico de drogas en el Caribe y la parte oriental del Océano Pacífico. Según se informa, estas operaciones provocaron la muerte de más de 60 personas y la destrucción de numerosos buques, entre ellos 14 embarcaciones y buques de carga. La administración Trump defiende estas acciones como vitales para la seguridad nacional y la lucha contra el narcotráfico. Sin embargo, los críticos dicen que estas operaciones se parecen a ejecuciones extrajudiciales, ya que a menudo involucran a traficantes conocidos sin el debido proceso.
Las operaciones militares incluyeron llamativas demostraciones de fuerza, como incursiones de bombarderos B-52 y B-1B realizadas cerca de la costa venezolana. La última de estas misiones tuvo lugar el lunes, lo que aumentó aún más las tensiones en la región. En respuesta, los funcionarios venezolanos han acusado a Estados Unidos de falsificar la narrativa de la guerra, argumentando que las maniobras militares surgen de un objetivo más amplio de desestabilizar y, en última instancia, derrocar al gobierno del presidente Nicolás Maduro.












