Según una nueva investigación, el sistema inmunológico que se encuentra en los humanos y en todas las demás formas de vida complejas puede haber evolucionado a partir de tipos antiguos de microbios conocidos como Asgard archaea. Estos microbios, que se cree que se originaron hace dos mil millones de años, han arrojado luz sobre el origen de importantes proteínas que ayudan a los microbios a combatir los virus. Según un estudio dirigido por Pedro Lopes Leão, biólogo de la Universidad de Radboud, y Brett Baker, profesor asistente de la Universidad de Texas en Austin. Se cree que el descubrimiento explica la evolución de nuestro ejército.
Parte de las Arqueas de Asgard
La evolución básica de la vida se divide en tres grupos principales: Bacteria, Eukarya y Archaea. Mientras que las bacterias son células simples sin núcleo, los eucariotas son más complejos, llevan su ADN en un núcleo y tienen orgánulos especializados. Por otro lado, las Archaea no tienen núcleo pero comparten características de procesamiento de energía con los eucariotas.
Entre las arqueas, la gran familia Asgard, descubierta en 2015, desempeña un papel importante a la hora de cerrar la brecha evolutiva entre bacterias y eucariotas, según Live Science. informe. Estas arqueas recibieron el nombre de los dioses nórdicos debido a su descubrimiento cerca de un respiradero hidrotermal en el Círculo Polar Ártico conocido como “Castillo de Loki”.
Proteínas corporales de origen antiguo
El estudiar analizó miles de genes en una variedad de formas de vida, identificando decenas de miles de sistemas de defensa viral. Los investigadores se centraron en dos grupos de proteínas, las viperinas y los argonautas, que están presentes en todos los aspectos de la vida. Los anticuerpos, que forman parte del sistema inmunológico innato de los humanos, combaten los patógenos impidiendo que se repliquen en las células infectadas. Los argonautas, que se encontraban originalmente en las plantas, impiden que los patógenos se reproduzcan silenciando sus genes.
Los hallazgos, publicados en Nature Communications, muestran que los genes de estas proteínas son notablemente similares entre arqueas y eucariotas, lo que sugiere que se originaron a partir de un ancestro asgardiano. Las áreas clave de estas proteínas han permanecido sin cambios durante más de dos mil millones de años, lo que refleja su eficacia en la defensa contra amenazas virales.