El líder norcoreano, Kim Jong Un, ejecutó a hasta 30 funcionarios acusados de prevenir inundaciones y deslizamientos de tierra que mataron a casi 1.000 personas, según informes de los medios de comunicación de Corea del Sur.
Las ejecuciones, que tuvieron lugar a finales de agosto, estaban relacionadas con cargos de corrupción y abandono del deber. Según los informes, Kim calificó la pérdida de vidas como “inaceptable” y exigió un castigo severo para los responsables.
Si bien no se han revelado las identidades de la mayoría de los funcionarios, se ha confirmado que Kang Bong Khan, un alto líder provincial, ha sido destituido de su cargo.
Kim Jong Un había visitado anteriormente las zonas afectadas, reconoció los daños y dijo que la reconstrucción llevaría meses.
A pesar de proporcionar refugio a los desplazados, Kim acusó a Corea del Sur de difundir “rumores falsos” para empañar la imagen de Corea del Norte.
Según fuentes surcoreanas, la frecuencia de las ejecuciones masivas en Corea del Norte habría aumentado desde la pandemia de COVID-19, a un ritmo anual diez veces mayor.
