Investigaciones recientes destacan el alarmante aumento del metano atmosférico, un gas de efecto invernadero que es 80 veces más eficaz que el dióxido de carbono (CO2) para atrapar el calor a corto plazo. A pesar del Compromiso Global de Metano de 2021, que apunta a reducir las emisiones de metano en un 30 por ciento para 2030, los niveles actuales están aumentando más rápido que en cualquier otro momento de los últimos 40 años. Esta tendencia representa una gran amenaza para los objetivos climáticos, ya que las emisiones transitorias pero intensas de metano aceleran el calentamiento global.
Las actividades humanas impulsan el crecimiento del metano
Las actividades humanas, incluida la ganadería, la extracción de combustibles fósiles y la gestión de residuos, representan ahora dos tercios de las emisiones mundiales de metano. La agricultura, principalmente la ganadería y los arrozales, aporta el 40 por ciento, mientras que el combustible y los residuos representan el 36 por ciento y el 17 por ciento respectivamente. Datos recientes muestran que la producción de metano a partir de estas fuentes ha aumentado significativamente, con un aumento significativo de los niveles atmosféricos a partir de 2020.
Se requiere acción inmediata
La persistencia de altos niveles de metano está asociada con niveles previstos de hasta 3°C de calentamiento para 2100. Para cumplir el objetivo del Acuerdo de París de 2015 de limitar el calentamiento a muy por debajo de 2°C, la producción de metano debe reducirse aproximadamente a la mitad. . para 2050. Hay soluciones disponibles, incluidas prácticas agrícolas mejoradas, sistemas mejorados de eliminación de desechos y sistemas mejorados de captura de metano. Es esencial tomar medidas inmediatas y enérgicas para detener este poderoso gas de efecto invernadero y reducir su impacto en el calentamiento global.