Encuentran en el hielo siberiano un gato con dientes de sable conservado de 37.000 años de antigüedad

Un gato de 37.000 años con 37.000 dientes, conservado en relativamente buenas condiciones, ha sido desenterrado en el frío de Siberia, arrojando luz sobre la bestia extinta. El descubrimiento se realizó en 2020 cerca del río Badyarikha, al norte del Círculo Polar Ártico. Los restos congelados, que incluyen la cabeza, las patas delanteras y la parte superior del cuerpo, pertenecen a la especie Homotherium latidens. Esta última criatura del Pleistoceno, que se estima que vivió hace entre 35.500 y 37.000 años, ofrece una visión única de su forma y apariencia.

La datación por radiocarbono y los análisis dentales realizados por investigadores muestran que el bebé tenía tres semanas en el momento de su muerte. Los incisivos del bebé que sobresalían de su mandíbula sirvieron como una pista importante. Los científicos creen que su vida se vio truncada por un evento inesperado que dejó su cuerpo congelado en perfectas condiciones.

La conservación completa revela características únicas

El cuerpo del gatito, cubierto de suave pelaje marrón, conserva una barba incipiente en la boca y almohadillas de las patas bien protegidas, junto a garras afiladas. Los investigadores enfatizaron la importancia de estos tejidos blandos para comprender la anatomía de los gatos con dientes de sable, detalles que los huesos fósiles no revelaron.

Dr. Andrey Lopatin, paleontólogo de la Academia de Ciencias de Rusia y autor principal de estudiar publicado en Scientific Reports, señaló que el cuello del cachorro era dos veces más grueso que el de los leones modernos. Su constitución musculosa y sus patas anchas sugieren una adaptación a los climas nevados, lo que da evidencia de un comportamiento similar al de los grandes felinos actuales.

Notas sobre la variación evolutiva

Aunque Homotherium era similar a los leones modernos, su cuerpo corto, patas largas y rasgos distintivos eran reconocibles incluso en esta imagen juvenil. El Dr. Lopatin explicó que esta forma sugiere la capacidad de la bestia para cazar en ambientes fríos y hostiles.

Este descubrimiento amplía nuestro conocimiento sobre Homotherium y proporciona una conexión rara y tangible con el entorno prehistórico.

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