Se ha informado por primera vez del descubrimiento de ámbar en la Antártida, tal y como se detalla en un reciente estudio publicado en Antártida Science. El Dr. Johann Klages de la Universidad de Bremen, junto con un equipo de investigadores, descubrió este espécimen en núcleos de sedimentos de la cuenca de Pine Island en la Antártida Occidental. Este antiguo ámbar, que data de hace unos 83 a 92 millones de años durante el período Cretácico medio, proporciona información importante sobre las condiciones ambientales prehistóricas cerca del Polo Sur.
Descubriendo el primer ámbar antártico
La lección fue publicado en la revista Antártida Science y revela que el ámbar, conocido como ámbar de Pine Island, se recuperó utilizando el taladro MARUM-MeBo70 durante un crucero en 2017 a bordo del RV Polarstern. Esta resina de mediados del Cretácico se considera un gran logro porque sugiere que los bosques húmedos, dominados por árboles de coníferas, florecieron en la zona durante el período más cálido de la historia de la Tierra. seguir al dr. Henny Gerschel, de la Oficina Estatal de Medio Ambiente, Agricultura y Geología de Sajonia, el ámbar puede contener pequeñas partículas de corteza de árbol, conservadas en microinclusiones. Su calidad sólida y brillante indica que fue enterrado cerca de la superficie, para protegerlo del daño causado por el calor.
Notas sobre los ecosistemas forestales prehistóricos
La presencia de un flujo patológico de resina en el ámbar proporciona pistas sobre los mecanismos de defensa utilizados por los árboles antiguos contra factores estresantes ambientales como patógenos o incendios forestales. “Este descubrimiento “Sugiere un ambiente forestal muy rico cerca del Polo Sur durante el período Cretácico medio”, explicó el Dr. Klages, señalando que la resina protege las propiedades químicas y físicas que la protegían de ataques e infecciones de insectos.
Regeneración de ambientes antárticos antiguos
El descubrimiento del ámbar marca un paso importante en la reconstrucción del clima del mundo antiguo, apoyando la idea de que los bosques templados alguna vez cubrieron todos los continentes. Los investigadores pretenden explorar más a fondo examinando si en el ámbar se conservan signos de vidas pasadas. Este estudio, que va más allá del descubrimiento del ámbar antártico, abre nuevas oportunidades para profundizar la comprensión de los climas pasados de la Tierra y sus adaptaciones a ambientes prehistóricos.