Se acaban de publicar nuevas pautas para la visualización de videos para adolescentes

uno viejo anuncio de servicio publico que solía transmitirse antes del noticiero nocturno, planteaba a los padres una sencilla pregunta: “Son las 22:00 horas. ¿Saben dónde están sus hijos?”.

Una forma similar de crianza segura del siglo XXI podría ser: “Son las 10 p.m. ¿Sabes lo que ven tus hijos en línea?”

Algunos padres pueden ser reacios a responder esta pregunta durante mucho tiempo, incluso si entienden que los videos en línea pueden exponer a los adolescentes a contenido inapropiado, incluido el acoso, las autolesiones, los trastornos alimentarios y la pornografía.

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Sin embargo, no existe una manera fácil de rastrear o monitorear los hábitos de visualización de los adolescentes, y pueden acceder a videos en todas partes, desde YouTube hasta TikTok y plataformas de transmisión aprobadas por los padres como Disney+. Incluso el uso de software para detectar ciertos tipos de contenido en sus dispositivos no les impedirá ver videos cuestionables o sin restricciones en el teléfono de sus amigos.

La Asociación Estadounidense de Psicología espera ayudar a las personas a navegar esta difícil dinámica con un nuevo conjunto de pautas para que los adolescentes vean videos de manera saludable.

Las recomendaciones orientan a los padres sobre las señales de advertencia relacionadas con hábitos de visualización dañinos, al mismo tiempo que resaltan áreas clave de preocupación, como el contenido que fomenta comportamientos violentos o riesgosos, el papel negativo que pueden desempeñar las personas influyentes y los peligros del material de video generado por IA.

El Dr. Mitch Prinstein, coautor de las directrices y director científico de la APA, enfatiza que la carga de prevenir daños a los adolescentes no debe recaer únicamente en los padres. Por lo tanto, las directrices también recomiendan políticas para los políticos y las plataformas de visualización de vídeos en línea.

Mientras tanto, aquí hay algunas estrategias clave para los padres que desean ayudar a sus hijos adolescentes a desarrollar hábitos saludables de visualización de videos pero no pueden esperar a que los formuladores de políticas y las plataformas mejoren los estándares de contenido:

1. Mire contenido de video junto con ellos.

Prinstein dice que es mejor que los padres vean el vídeo con sus hijos siempre que sea posible. Este contenido puede y debe ser amplio, incluyendo televisión y películas vistas juntos en familia, videos de sus influencers favoritos, su mejor programa de televisión y mensajes cortos en plataformas como TikTok y YouTube.

Puede parecer abrumador, pero los padres no tienen que comprometerse a seguir una rutina diaria o semanal integral con sus hijos adolescentes. En su lugar, vea qué puede hacer con ellos y asegúrese de hacer preguntas sobre qué aspectos del video les gustan o no les gustan.

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Las conversaciones abiertas sobre contenido de video pueden ayudar a los adolescentes a comprender lo que están viendo. Además, permite a los padres hablar sobre sus valores, preferiblemente sin juicios ni humillaciones.

En cambio, los padres deberían sentirse libres de señalar que una película que les encanta de su infancia no necesariamente se alinea con ideas modernas sobre creencias como la igualdad de género.

Prinstein dice que cuando los padres ven contenido de video inapropiado con sus hijos, pero no hablan sobre escenas o temas problemáticos, puede indicar la aprobación de esas ideas a los adolescentes. “Es bueno decir algo, hablar y decir: ‘Esto puede haber sido divertido en los años 80, pero hoy no estamos de acuerdo'”, dice Prinstein.

2. Conozca los intereses de su hijo adolescente y sus personas influyentes favoritas.

Prinstein recomienda preguntarle periódicamente a su hijo adolescente qué ve en línea. Esto es especialmente importante si escuchas acerca de un programa popular como una serie animada de YouTube. Taza del inodoroo una tendencia relacionada como “parece”, lo que puede conducir a prácticas de cuidado corporal potencialmente peligrosas.

Si su hijo adolescente es fanático, intente involucrarlo con preguntas sobre qué lo hace interesante o divertido. Si no conocen cierto contenido de video, es posible que los padres aún sientan curiosidad por saber qué piensa su hijo adolescente sobre los temas disponibles.

Debido a que las personas influyentes pueden desempeñar un papel tan importante en la vida de un adolescente, Prinstein insta a los padres a controlar cuidadosamente a quién siguen. Puede ser tan simple como registrar los nombres de personas influyentes que les gusten y luego buscar más información sobre esas personas en línea.

Los padres deberían considerar limitar el acceso de sus hijos adolescentes al contenido de influencers cuando promueva comportamientos poco saludables. Al mismo tiempo, los padres también pueden alentar a los adolescentes a salir con personas influyentes que apoyen comportamientos y actitudes positivas, como enfrentar el acoso y publicar contenido corporal positivo.

3. Definir los límites de la empresa.

Las pautas no recomiendan limitar la visualización de videos a una cierta cantidad de minutos u horas cada día. En cambio, sugieren buscar signos de comportamiento disruptivo, soledad y atracones de televisión que puedan alterar el sueño de un adolescente, entre otros efectos negativos.

Prinstein también dice que esta intervención no tiene por qué ser lo suficientemente drástica como para justificar la creación de nuevas fronteras. Si mirar videos impide que un adolescente haga la tarea, por ejemplo, esa es razón suficiente para considerar limitar su acceso al contenido y a los dispositivos.

Los padres también deben ser conscientes de la influencia que tiene en los adolescentes la publicidad en las plataformas de visualización de vídeos, donde pueden ver productos adecuados o seguros para ellos. De manera similar, es probable que el aumento del contenido generado por inteligencia artificial exponga a los adolescentes a contenidos de vídeo dañinos de maneras que los padres tal vez no entiendan, especialmente si ven videos explícitos.

Los padres pueden hablar con sus hijos adolescentes sobre contenido de video oscuro que aún puede ser peligroso y establecer límites en torno a la interacción con ese material, como prohibir el uso de software que cree un ritmo.

Prinstein dice que los padres que luchan con estos problemas en su propio hogar deberían comunicarse con otros padres de adolescentes. Juntos, ambos pueden pensar en formas de crear estándares en sus comunidades y, al mismo tiempo, incluso presionar a los políticos y a las empresas de tecnología para que realicen cambios importantes.

“Estamos todos juntos en esto”, dice Prinstein. “Todos lidiamos con esto de manera similar y no deberíamos sentir que tenemos que hacerlo solos”.

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